Charlotte Palermino, una chica neoyorquina estaba cansada de escuchar a la gente decir que "para presumir hay que sufrir", por lo que diseñó un plan experimental basado en la ingesta de pizza durante una semana con unas reglas sencillas de cumplir:
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Las pizzas deberían ser crujientes y nada coliflor o hummus, que resultan indigestos.
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Siempre añadiría un ingrediente de carne o verduras y queso fundido a voluntad.
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Todo tipo de salsas estaban permitidas, incluido el aceite de oliva.
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Si empezaba a notar que desarrollaba escorbuto o alguna enfermedad victoriana producto de la falta de verduras y frutas, abortaría el experimento.
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Quedaba prohibido comer cualquier alimento que no fuese ?pizza? y, sobre todo, beber alcohol.
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Podía tomar café por razones de supervivencia.
Con estas 6 premisas emprendió un viaje por las pizzerías más famosas de Nueva York y se alimentó durante la semana solo de este riquísimo y adictivo alimento.
Durante los primeros días su cuerpo manifestó algunas molestias debido a los ingredientes de las pizzas, pero luego del cuarto día Charlotte se empezó a sentir con una energía tremenda e incluso se notó un poco más liviana.
Al final de la semana su sorpresa fue mayúscula ya que no sólo habían disminuido los centímetros de su cintura, le entraban unos pantalones que quería usar desde hace mucho tiempo.
Cuando se pesó descubrió que había bajado dos kilos sin hacer ningún tipo de sacrificio, ni alimentarse solo de vegetales, como se suele pensar cuando alguien dice que está a dieta.
Charlotte quedó feliz con los resultados pero no lo recomienda ya que,toda dieta depende del tipo de metabolismo de la persona, y puede volverse insostenible a largo plazo.
Para la joven lo más importante de este experimento fue evidenciar que muchas compañías sacan provecho de la percepción de ciertos alimentos como buenos o malos, por lo que no es recomendable privarse de comer ciertos productos solo porque el resto dice que te pueden hacer engordar, como todo en la vida ¡hay que dejar los prejuicios de lado y disfrutar!