Seguro que más de alguna vez te has topado, en el metro o el bus del transporte público, con alguien que está cabeceando o con la boca entreabierta mientras duerme una pequeña siesta. Lo extraño es que justo la persona se despierta en el momento en que debe bajarse.
¿Cómo diablos lo hace? ¿Qué secreto esconde para despertar en el momento preciso y así no pasarse?
?Normalmente es por entrenamiento -explica el doctor Juan Antonio Pareja Grande, director de la Unidad del Sueño de la clínica Quiró al diario El País.
"Es como cuando tienes que madrugar para coger un avión y te despiertas incluso antes de que suene el despertador. Tenemos una serie de relojes internos que no siempre se conocen muy bien?, dice Pareja.
Sin embargo, no hay un estudio científico sobre el tema, asegura Eduard Estivill, especialista en Medicina del Sueño. ?Parece como si el cerebro aprendiera a ?programarse? para una hora determinada?, aunque aclara que se trata de una "apreciación personal". Agrega que sería una forma de compensar la falta de sueño de la noche anterior.
?El sueño se regula de forma homeostática, dice Pareja-, de forma similar al hambre o a la sed?. Es decir, ?se tiende al equilibrio? y a mantener constante la cantidad y calidad del sueño a lo largo del día. Si necesitamos dormir ocho horas, no dormiremos 15 solo porque podamos. La cabezadita en el autobús sería comparable a comer algo a media mañana o a media tarde.
Hay que aclarar que el sueño en el transporte público es muy diferente al que se puede tener en la casa, ya que es muy fragmentado. Estas personas van despertándose y oyen los avisos de parada o miran por dónde van antes de volver a cerrar los ojos.
De todas maneras, estas siestas no serían una buena forma para conseguir un descanso adecuado. ?Los últimos conocimientos sobre la siesta indican que 7 minutos de sueño (sin contar lo que tardamos en dormirnos) pueden ser reparadores?. El problema es que "cuando realizamos estos microsueños (así se llaman a estas pequeñas siestas en el metro o en el bus) dormimos en un sueño muy superficial, que es un estado de semivigilia y que si no llega a los 15 o 20 minutos" no es suficiente.
Para Pareja, el dormir en el transporte público es el equivalente a comer corriendo y se trata de un sueño de baja calidad, muy superficial.