Cómo Turquía se convirtió en el país de las mil y una novelas

Con 400 millones de televidentes en todo el mundo, las historias de origen turco convirtieron a su país en el segundo exportador mundial, detrás de los Estados Unidos.
Turquía aparece como el segundo exportador global de formatos y producciones para la pantalla chica, sólo superado por Estados Unidos. A fines de 2015, The Hollywood Reporter definió la televisión de origen turco como la nueva gran atracción del planeta en materia de programas originales y ciclos exportables, desplazando a Israel, todo un modelo y un ejemplo a seguir en la materia.
Hace diez años, las exportaciones de programas de TV le reportaron a Turquía ingresos de apenas 100.000 dólares. En 2018, esa cifra llegó a 250 millones de dólares, fruto de la emisión de programas de origen turco en más de 70 países, con unos 400 millones aproximados de televidentes.
Los conflictos tradicionales, una mirada conservadora de las relaciones humanas, un despliegue de producción esmerado y a veces hasta lujoso, un meticuloso trabajo de escritura que les presta especial atención a los diálogos y la deliberada atención al aprovechamiento visual de los paisajes y escenarios del país son pilares para que las novelas de origen turco sean exitosa.
Turquía salió al mundo y empezó a hacerse fuerte con sus propuestas televisivas, primero en el mundo árabe, luego en los países balcánicos y de Europa del Este, y finalmente se instaló cada vez con más fuerza en América latina, sobre todo en Chile y en Perú.