Luego que el primer ministro de Haití, Ariel Henry, anunciara que habrá un incremento en los precios de los combustibles, se produjo una oleada de protestas que piden su salida y de disturbios en varias ciudades por el alto costo de la vida y la escasez de gasolina.
La alza afecta a los derivados del petróleo que se comercializan en las estaciones de servicio y que buscan garantizar su disponibilidad y que su costo sea menor que en el mercado negro.
El primer ministro manifestó que esta determinación se tomará para financiar proyectos de asistencia social, debido a que el Estado invierte 50.000 millones de gourdes (casi 426 millones de dólares) en el subsidio para combustible, que también es aprovechado por “quienes pudieran pagarlo a precio internacional”, mientras se esfuerza en reunir 3.000 millones de gourdes (unos 24 millones de dólares) para planes sociales.