El camino que tomó Phil Kennedy para avanzar en el campo de la neurocirugía, al parecer, fue demasiado lejos, puesto que el hombre usó su propio cerebro para obtener los datos que necesitaba para su investigación.
Y es que neurólogo estadounidense pagó 30 mil dólares a un cirujano de Belice para que implantaran unos electrodos en su cerebro, los que, además, habían sido diseñados por él. Estos iba a conectar su corteza motora con un computador, con el fin de digitalizar sus pensamientos.
Esta investigación era el sueño de décadas de Kennedy, cuyos primeros avances fueron en la década del 80 cuando conectó cables a un cerebro humano y a un computador al mismo tiempo, además de crear el primer cyborg al ayudar a una mujer con parálisis a mover un cursos con su cerebro.
Sin embargo, su ideal se vio truncado al quedarse sin dinero, sin pacientes para experimentar y sin el apoyo del Gobierno de Estados Unidos.
Eso llevó a que en junio de 2014 decidiera utilizar su propio cuerpo, llegando a una mesa de operaciones en Belice con todo previsto en caso que las cosas anduvieran mal: dinero para su entierro y para mantenerlo si la cirugía salía mal.
Al despertar, 11 horas después, balbuceaba, apenas pronunciaba palabras ni tampoco podía escribir. Entendía todo lo que le decían, pero había perdido la capacidad de hablar. Lo bueno, para él, es que el dispositivo diseñado fue implantado con éxito y recopiló los datos necesarios para la investigación.
Kennedy descubrió que la combinación de 65 neuronas se repetía al pronunciar ciertos sonidos en voz alta y cuando se imaginaba lo que decía.
Pese a que su sueño era continuar toda su vida investigando el cerebro, el neurocirujano tuvo que quitarse el implante debido al riesgo que causaba su tamaño. Además, su cerebro nunca logró soldarse del todo.