Elizabeth Carolina Fernández Hernández, de 39 años de edad, es una fisicoculturista que con mucho esfuerzo y disciplina ha logrado tener un cuerpo que llama la atención de hombres y mujeres en todos los lugares que visita. Ella es fanática del béisbol y recientemente decidió ir a apoyar al estadio nacional al equipo de Los Dantos, ya que este conjunto escogió como refuerzo al matagalpino Wilder Rayo para enfrentar en la final del campeonato Germán Pomares Ordoñez al Bóer, pero en este lugar fue víctima de discriminación por parte de algunos de los asistentes.
Fernández es la única mujer en el país con este tipo de cuerpo que le permite participar en los eventos internacionales en la categoría fisicoculturismo femenino. En los lugares públicos no todos los comentarios hacia ella son discriminatorios y llenos de complejos. Compañeros del gimnasio que frecuenta Elizabeth en Matagalpa sienten admiración por el empeño, la dedicación y el trabajo constante que demuestra la fisicoculturista.
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Pero Fernández no siempre tuvo ese cuerpo y la autoestima que tiene ahora. A los 18 años de edad conoció al padre de tres de sus cuatro hijos en su municipio natal Bocana de Paiwás. El hombre llegó a trabajar a este lugar y logró conquistarla. Muy enamorada ella decidió seguirlo a Matagalpa, lugar de donde es originario, pero allí el amor que se tenían terminó y él se convirtió en su verdugo.
Elizabeth invierte más de 10 mil córdobas en tan solo 15 días para poder mantenerse en forma y continuar llevando su vida como fisicoculturista. Ahora como mujer empoderada y sin temor envía un mensaje a todas las mujeres que son víctimas de la violencia machista.
Hace tres años Fernández ganó el segundo lugar en un evento realizado en El Salvador y hace cuatro se hizo merecedora del tercer puesto en un concurso a nivel latinoamericano.
Por Carlos Larios.