Sarah Ingle ha llevado las imitaciones a princesas Disney a otro nivel. La chica de 25 años oriunda de Denver, Colorado, ha gastado más de US$14,000 en disfraces hechos a la medida para las nueve princesas en las que se transforma: Bella, Cenicienta, Blancanieves, Ariel, Aurora, Rapunzel, Merida de Brave, y Elsa y Anna de Frozen.
Sarah, quien trabaja como gerenta de marketing en el día, posee 17 diferentes tenidas y 16 pelucas para sus transformaciones principezcas, que le pueden llegar a tomar horas en lograr.
"Toma mucho tiempo entrar en los trajes porque tienen muchas capas que se abrochan en la espalda", contó Sarah a Hotspot Media. "Luego tengo una peluca diferente y maquillaje para cada princesa. Tengo que contornear mi rostro cuando hago de Aurora de La Bella Durmiente porque mi cara es mucho más redonda que la suya. Y como tengo ojos color avellana, tengo que usar lentes de contacto azules para la Sirenita y Elsa".
Respecto a sus intrincadas tenidas, Sarah dice, "Cada vestido puede tomar hasta seis meses en hacerse y busco muchos materiales diferentes de todo el mundo, incluyendo seda y organza antes de dibujar mi diseño final. Soy muy afortunada de tener un trabajo a tiempo completo que paga por los hermosos vestidos y materiales porque soy muy apasionada sobre verme lo mejor que puedo para mis actuaciones."
La imitadora por supuesto tiene rasgos que recuerdan a las princesas, y eso le ayuda en sus looks. "Nací con ojos grandes, y la gente siempre me decía que lucía como una muñeca de caricaturas o una princesa Disney. Supongo que mis ojos grandes me ayudan a parecer más caricaturezca, lo que es excelente para lo que hago".
Sarah se ha vuelto tan buena en sus transformaciones que ella y su novio comenzaron un negocio llamado Princess Ever After, en el que se puede contratar princesas para eventos (su novio ocasionalmente la acompaña como príncipe). Cobra US$145 para aparecer en una fiesta de cumpleaños, pero también visita hospitales y hace voluntariado (con disfraz, por supuesto).
"Nunca olvidaré el día en que me pidieron que actuara para una pequeña que celebraba el comienzo de un alto en su tratamiento contra el cáncer", comenta. "Ver su rostro iluminarse mientras cantaba conmigo fue increíble y fue el más maravilloso día".
Aunque Sarah ya ha hecho una carrera vistiéndose de princesa, dice que su meta es algún día ser una "real". "Definitivamente sería un sueño ser una verdadera princesa Disney, me encantaría ser Ariel. Quizás algún día pueda ir a una audición y obtenga mi trabajo soñado".