Todos hemos intentado dejar de comer esas hamburguesas, pasteles, pizzas, papas fritas y otros alimentos que, si bien son de los más sabrosos para nuestro paladar, también son los más dañinos para nuestro organismo.
Y es que al ser comidas tan deliciosas resulta difícil hablar de lo mucho que engordan y menos de cambiarlos por una alimentación saludable. Pero ahora, un estudio realizado por un equipo de la Universidad de Florida y publicado en la revista Quo, ha descubierto un pequeño truco científico que puede ayudarnos a resistir el impulso a comernos dichos alimentos.
El truco consiste sencillamente en aspirar durante dos minutos el aroma de la comida. Según indica el documento, aunque al principio el olor de la comida actúa como un impulso que estimula nuestro apetito, pasados estos dos minutos, si logramos contenernos, este efecto estimulador disminuye drásticamente. Pero, ¿por qué ocurre este hecho tan curioso?
Los investigadores afirmaron que, al cabo de dos minutos, la información sensorial proporcionada por el aroma de la comida, activa los circuitos de recompensa de nuestro cerebro, de igual manera que si nos la hubiéramos comido. Por ese motivo, pasado ese tiempo nos sentiremos igual de satisfechos.
En el experimento realizaron una prueba en la cantina de una escuela, en la que esparcieron aroma a pizza recién preparada. Y los resultados revelaron que el consumo de este producto descendió un 21,43%.
La clave está, entonces, en resistir a la tentación inicial que supone oler una comida deliciosa. Si aguantamos el tirón y resistimos dos minutos, el peligro podría haber pasado.
Fotos: Shutterstock
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