Científicos de España y Estados Unidos descubrieron la existencia de un "reloj" celular en los tejidos adiposos que son afectados directamente por la glucosa y, además, reforzaron la tesis que no se deben comer dulces por la noche.
De acuerdo a la investigación, el "reloj" encontrado en el tejido graso funciona mucho mejor en las personas que se acuestan temprano y duermen más hora, en comparación a quienes tienen un déficit de sueño u horarios irregulares.
"Este reloj celular puede contribuir al ritmo diario de la tolerancia a la glucosa", detalló Marta Garaulet, miembro de la Sociedad Española de Nutrición y una de las principales investigadoras detrás del hallazgo.
"Nuestro estudio demuestra que el tejido adiposo subcutáneo tiene un reloj interno que es capaz de regular la sensibilidad a la insulina", informó su par norteamericano, Frank Scheer.
En ese sentido, Garulet apuntó que la investigación explica por qué se toleran de peor manera los azúcares por la noche, lo que genera "picos de insulina que a la larga nos harán engordar", puesto que "favorecen la entrada de grasa al tejido adiposo".
Asimismo, consumir dulces por la noche podría aumentar el riesgo de padecer diabetes y obesidad, lo que podría mermarse con un número suficiente de horas al día -por lo menos siete en los adultos- y acostándose más temprano, puesto que esto ayuda a "mejorar el funcionamiento del tejido adiposo".