Las compras pueden clasificarse en tres categorías: necesidades, lujos e inversiones. Mientras que las primeras son esenciales para el día a día, como alimentos o servicios básicos, los lujos responden a deseos no indispensables. Por otro lado, las inversiones, como una casa o educación, buscan generar beneficios futuros, por lo que requieren una planificación financiera adecuada.