El asesinato de una candidata a las elecciones locales y otras cinco personas revive los peores fantasmas del pasado, el Gobierno señala a un grupo disidente de las FARC.
El atentado contra Karina García, que fue asesinada la madrugada del lunes junto a su madre y cuatro líderes locales tras haber denunciado amenazas de muerte, es el enésimo acto de violencia desde el comienzo de la precampaña de las elecciones locales.
Los atacantes interceptaron el vehículo y lo acribillaron. Después, le prendieron fuego, y el horror volvió a sacudir a Colombia. El asesinato de una candidata municipal del Partido Liberal en una localidad del departamento del Cauca, uno de los principales corredores del narcotráfico del suroeste del país.
El Gobierno de Iván Duque señaló a un grupo criminal encabezado por disidentes de las FARC y ofreció 100 millones de pesos (unos 30.000 dólares) por información que lleve a la captura del responsable.
A estos datos se suma el incesante goteo de ataques contra líderes sociales y comunitarios y la gran inquietud generada la semana pasada por el anuncio del ex número dos de las FARC, Iván Márquez, quien rompió con el proceso de paz y retomó las armas.