La historia del exrugbista australiano Sam Ballard se hizo conocida en todo el mundo tiempo atrás. El deportista tenía 19 años cuando enfermó gravemente y quedó tetrapléjico, a raíz de haber ingerido una babosa en un desafío con sus amigos.
En ese entonces, el chico que era una promesa del rugby, aceptó un reto en una fiesta y se comió una babosa infectada con lombrices de rata. “Estábamos sentados aquí para pasar una noche apreciando el vino tinto, tratando de actuar como adultos y una babosa llegó arrastrándose por aquí”, explicó Jimmy Galvin, uno de los mejores amigos de Sam, sobre el hecho que le cambió la vida.
Ahora, 8 años después del trágico hecho que lo dejó en una silla de ruedas, el asutraliano falleció en Sydney, en compañía de su familia. “Te amo, mamá”, fueron las últimas palabras del joven a su progenitora Katie que lo acompañaba en el hospital, según informan medios australianos.
La babosa que cambió la vida del deportista era portadora de un parásito que afectó su sistema nervioso central, y es normalmente hallado en roedores, pero también se puede encontrar en caracoles, babosas y ranas que han ingerido heces de dichos mamíferos.
Fotos: Redes sociales.
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