Esther Hope, de 23 años, asistió al médico por fuertes dolores abdominales y en su espalda. El especialista le comentó que sólo se trataba de problemas de estreñimiento, por lo que sólo le recetó laxantes.
Cuando volvió a casa los síntomas empeoraron, por lo que tuvo que regresar al hospital, y allí le insistieron que era una reacción normal del cuerpo que se estaba "preparando para ir al baño", por lo que la dejaron sola y apenas 20 segundos más tarde estaba dando luz a su hija Lily Hope-Moore.
Cuando los doctores volvieron para revisar su estado se encontraron con la joven acurrucando a su hija recién nacida entre sus brazos.
"Sabía que era un bebé tan pronto me di cuenta que la molestia venía del lugar equivocado. Sentí su cabeza y le grité a mi padre para que llamara a una enfermera. A los pocos segundos que dejó la habitación, di a luz. No podía creer que fuera mía, no sabía que hacer, estaba histérica", declaró la mujer a The Sun.
Esther comenzó a sentir molestias estomacales en mayo de 2015 y, luego de una ecografía, fue diagnosticada con el síndrome de intestino irritable e hígado inflamado. En los meses posteriores, la joven subió de peso y talla, pero los médicos insistieron que se debía a esta condición.
Es tan insólito su caso que cuando la chica rompió fuente el personal médico creyó que estaba orinando.
La pequeña Lily Hope-Moore, en tanto, nació saludable con 3.2 kilos de peso.