Un estudio realizado en 2011 por la Agencia Internacional para la Investigación sobre el cáncer (IARC), dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó las radiaciones emitidas por los teléfonos móviles “posiblemente como carcinogénicas para los humanos”.
La advertencia, aunque cautelosa, provocó en ese entonces titulares de Insalud como “La OMS dice que el uso de teléfonos móviles es posiblemente cancerígeno” o la BBC con “Los celulares aumentan riesgo de cáncer cerebral”.
Sin embargo, un reciente estudio publicado en la revista Enviroment International comprobó que no se mostrado ningún aumento significativo de cánceres cerebrales que se asocien con el uso de los teléfonos celulares. La investigación aplica en aquellas personas que tienen más de 10 años de utilizar su teléfono móvil o realizan llamadas prolongadas.
Los investigadores de Karipidis revisaron un total de 63 estudios epidemiológicos realizados en los últimos 30 años, abarcando a millones de personas en 22 países y añaden que no encontraron un patrón claro que sugiera el uso de los teléfonos con el aumento de cáncer.