Miles de trabajadores de Ford protestaron el pasado martes 12 de enero en contra del cierre de todas las fábricas de automóviles de la empresa norteamericana en Brasil, anunciado el lunes de manera sorpresiva por la compañía estadounidense.
Desde primera hora de la mañana del martes, unos 3,000 trabajadores con máscara de protección para evitar el Covid-19 se concentraron frente a la fábrica de Camaçari, en el estado de Bahia (nordeste), y unos 500 frente a la de Taubaté (interior de Sao Paulo), las dos que cerrarán de manera inmediata.
El anuncio, en el marco de una reestructuración del grupo de Detroit (Estados Unidos) en Sudamérica, cayó como una bomba en Brasil, que tiene niveles récord de desempleo, al que se sumarán ahora casi 5,000 trabajadores de estas plantas. El presidente Jair Bolsonaro afirmó que Ford decidió marcharse de Brasil porque “quiere subsidios”.
El mercado brasileño de Ford será abastecido en adelante a partir de la producción en Argentina, Uruguay y otros orígenes. Ford registra en la región déficits desde hace varios años, agravados por el derrumbe del sector en Brasil en 2020 debido a la pandemia de coronavirus, que ya dejó más de 203.000 muertos en el país.