Fuentes oficiales de Nueva Zelanda confirmaron que 240 ballenas murieron tras quedarse atrapadas en una playa en las remotas islas Chatham, en el segundo varamiento de cetáceos en menos de una semana y que han dejado casi medio millar de animales muertos.
Agregó que las ballenas sobrevivientes- cuyo número se desconoce- fueron eutanasiadas para evitarles un “mayor sufrimiento“, ya que sus regulaciones internas prohíben reflotarlas en las remotas islas Chatham debido al riesgo de ataques de tiburones, tanto al personal como a los mamíferos heridos.