Cuándo Imogen Groome, una estudiante y periodista de 22 años de Exeter, Inglaterra, pidió una pizza el viernes pasado a Domino's, jamás se imaginaría que su muy normal deseo de terminar la semana masticando el delicioso platillo de harina y queso, terminaría con un admirador nada secreto bombardeándola con mensajes durante todo el fin de semana y más allá.
Luego de recibir la pizza de un repartidor, al que quizás haya visto solamente 30 segundos, Imogen comenzó a recibir mensajes en su teléfono con estos mensajes.
Al principio se lo tomó con humor y lo felicitó por su sentido del humor y deseó un buen final de su turno, pero a medida que los mensajes se volvieron más insistentes comenzó a sentirse molesta y un poco asustada. Este susto llegó al pánico cuando el repartidor la llamó para señalar la dirección de su casa y reír histéricamente en el teléfono.
Finalmente el asunto fue investigado por la cadena de pizzerías que despidió al hombre enamoradizo de manera inmediata y estableció contacto con Imogen para seguir su caso.
"Todo fue muy siniestro y extraño. Estoy muy perturbada por lo que sucedió. Me hizo dar ganas de no usar más el delivery de Domino's."
Probablemente la próxima vez que quiera relajarse luego de una semana agotadora, Imogen se incline por comida china, sushi, o un kebab.