Karim Benzema luce desde hace más de tres años un aparatoso vendaje en su mano derecha, una protección para uno de sus dedos que, casualidad o no, le ha traído fortuna en lo individual.
Todo empezó el 13 de enero de 2019, en el Benito Villamarín de Sevilla, durante un Betis-Real Madrid cuando intentó evitar caer de lleno contra el césped, Benzema se fracturó el dedo meñique de la mano derecha. Ya en el momento, sus gestos de dolor fueron ostensibles y pidió el cambio; no pudo jugar la segunda mitad de ese duelo ni tampoco el siguiente del Madrid.