El 21 de agosto de 2017 ocurrió un eclipse total de Sol que fue visible por completo solo dentro de una banda de los llamados Estados Unidos. Para ver otro igual habrá que esperar más de un cuarto de siglo. Por ello los científicos aprovecharon la oportunidad para mirar más allá de la sombra.
Investigadores de la Universidad de Missouri observaron el comportamiento de las abejas cuando la Luna se interpuso entre la Tierra y el Sol. Ello porque sabían que al igual que los humanos, estos insectos son diurnos por lo que trabajan de día y de noche duermen, por lo que tenían sospechas que su actuar iba a ser afectado por el eclipse.
Gracias a la ayuda de cientos de voluntarios, quienes colocaron micrófonos en campos de flores dentro de la trayectoria del eclipse y esperaron para ver lo que ocurría.
Según la investigación publicada en Annals of Entomological Society of America, su teoría estaba en lo correcto, ya que el comportamiento de las abejas sí fue afectado por la falta de luz producida por el eclipse.
Durante las primas fases, las abejas comenzaron a volar más lento y cuando la oscuridad fue total, dejaron de emitir zumbidos y no se escuchó nada más.
Un estudio similar se realizó en 1991 pero con las cigarras del desierto de Arizona. En esa ocasión los insectos tuvieron el mismo comportamiento que las abejas en 2017.
Fotos: Shutterstock
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