Desde que se le otorgó la sede al país árabe, una preocupación que surgió fue llevar a cabo el torneo en los meses tradicionales (junio-julio) ya que en esos tiempos las temperaturas alcanzan los 50°C en el Medio Oriente. Por ello, se tomó la decisión de pasar la Copa del Mundo a noviembre y diciembre, cuando el clima permite la práctica de fútbol.
Entre construcciones y remodelaciones todos los recintos de Qatar cuentan con tecnología de punta para ofrecer una apta refrigeración para aficionados, jugadores, periodistas y personal.
Cada estadio cuenta con una central de energía instalada a kilómetros de distancia. La máquina recibe agua helada, que a su vez es bombeada al inmueble a través de tuberías puestas a lo largo de las tribunas y en la cancha. Así sale el aire acondicionado y está programado para mantener una temperatura constante de 26°C.