Uno de los grandes misterios sin resolver es cuál es el destino de los calcetínes que se pierden.
Ante esto, una persona quiso averiguar si existía alguna explicación lógica a la desaparición de esta prenda.
El experimento dio como resultado que la culpable era nada más y nada menos que la secadora, la que se "comía" su calcetín. ¡Mira!