Las violaciones a los derechos humanos y constitucionales por parte de la Policía contra presos políticos en las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial, conocidas como “El Nuevo Chipote”, continúan denunciaron familiares de los detenidos y aseguraron que los abusos también se han ampliado contra ellos.
Los parientes de los 40 reos de conciencia que han sido detenidos por el Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo en los últimos cinco meses, lograron ver por tercera vez a sus familiares entre el 15 y 17 de noviembre.
“A la fecha persisten las violaciones a sus derechos humanos y al debido proceso. Acoso a familiares durante las visitas y castigos posteriores a personas presas políticas. Presencia exagerada de agentes policiales; revisiones físicas que incluyeron retiro de vestimenta y ropa interior, despojo de objetos de uso personal. Fotos y videos registrando el saludo inicial en las visitas, incluso exigiéndonos posar y retirarnos las mascarillas en contra de nuestra voluntad”, denunciaron a través de un comunicado conjunto.
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Manifestaron que la Policía no permitió la visita de quienes sustituían a familiares fallecidos o en condiciones de salud grave, aun cuando fue solicitado por la persona presa política y familiares con anterioridad. A esto se le suma que no se nos permitió mostrarles cartas, dibujos, ni fotografías de otros familiares e hijos menores de edad durante la visita.
Torturas continúan
Los afectados señalan que el deterioro físico de los reos de conciencia continúa, debido a la pérdida de peso y la falta de acceso regular a luz solar. Indican que no se ha admitido valoraciones médicas externas o especialistas, ni siquiera en los casos de condiciones preexistentes que podrían desarrollar otras afecciones y poner en riesgo sus vidas.
“Aún la Policía no permite la entrada de ropa de cama, frazadas o ropa de abrigo, por lo que siguen sufriendo de un frío lacerante durante las noches. Existen condiciones inadecuadas de iluminación, permaneciendo las luces encendidas las 24 horas del día en algunas celdas, mientras otras se encuentran en penumbra. No tienen acceso a material de lectura, ni a noticias actuales, u otra actividad que les vincule al mundo y les permita ocupar su mente y su tiempo”, se quejaron.
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Manifestaron preocupación porque la mayoría de las celdas son pequeñas, con camas de concreto cuyas colchonetas están deterioradas por el uso constante, lo que les ocasiona lesiones en la piel y dolores musculares. Además, señalaron que sus celdas permanecen custodiadas permanentemente por policías, impidiéndoles a través de amenazas, la comunicación entre ellos y ellas.
“Cabe destacar que las presas políticas Tamara Dávila, Ana Margarita Vijil, Suyén Barahona y Dora María Téllez, están siendo sometidas a aislamiento permanente. Están confinadas en celdas solitarias. En el caso particular de Tamara Dávila, causa alarma y preocupación que su celda está completamente sellada desde que fue secuestrada”, denunciaron.
Recuerdan a la Policía que es un derecho humano comunicar a las personas privadas de libertad sobre el fallecimiento o gravedad de sus familiares, según ellos, derecho que fue violentado en el caso de los reos de conciencia: José Adán Aguerri, Max Jerez, Victor Hugo Tinoco y ahora Ana Margarita Vijil.