La morsa Freya, que se convirtió en la atracción para los curiosos en el fiordo de la capital noruega, Oslo, fue sacrificada este domingo luego de que las autoridades consideraran que “suponía” una “amenaza para la seguridad humana”.
Las autoridades habían anunciado hace unos días la posibilidad de sacrificar a esta hembra de 600 kilos después de que sus pedidos para que las personas dejaran de acercarse a verla resultaran inútiles.
A pesar de las advertencias, los curiosos se bañaban junto a la morsa o se acercaban, a veces con menores, para hacerse fotos.