Pedro Mena y su esposa son los solidarios vecinos que ayudan a sobrevivir a la Carlota Castro Martínez, una anciana de 104 años de edad. La mujer nunca tuvo hijos y desde que la conocen reside en una humilde casa de madera con el techo a punto de colapsar. Postrada en su cama, la abuelita canta y balbucea algunas palabras, pasando el ocaso de su vida en medio del abandono.