El gigante asiático quiere dejar atrás los hijos únicos y da la bienvenida a la familia de tres hermanos para hacer frente a la caída de la natalidad y al rápido envejecimiento de la población.
El Gobierno amplía el límite de los dos hijos por familia, que se adoptó en el 2016, a tres, aunque no elimina la política de control de natalidad. Las parejas chinas seguirán sin tener total libertad para decidir el número de hijos que desean. Pero, a partir de ahora, los que tengan un tercer hijo no deberán pagar la multa de unos 16,720 euros que estaba vigente.
China incentiva la natalidad y aprueba esta importante reforma de la política de planificación familiar a escasas semanas de publicar el nuevo censo, que alertaba de graves problemas demográficos. La población envejece rápidamente y disminuyen los nacimientos, lo que pone en peligro el crecimiento económico.