Ni alcoholismo ni anorexia. La “drunkorexia” describe una nueva y peligrosa patología extendida entre los jóvenes a medio camino entre un trastorno alimentario y el alcoholismo.
En la genética de los adolescentes se encuentra la búsqueda de nuevas experiencias. Una “buena borrachera”, si se permite la expresión, es una de esas experiencias que pocos quieren perderse pero que, llevado al extremo, puede convertirse en un serio problema.
Aunque la “drunkorexia” no se utiliza como un término clínico, diversos estudios afirman que existe una patología caracterizada por la restricción del consumo de alimentos para compensar el exceso de calorías que proporciona la ingesta de alcohol. Esta, afecta sobre todo a jóvenes entre 18 y 26 años, consigna La Vanguardia.
El problema parece evidente, ya que además de un trastorno alimentario, tiene la vertiente de la adicción al alcohol o la necesidad de tomarlo como medida de aceptación social, y más entre la población joven. Otro aspecto a tener en cuenta es que se da con más asiduidad en mujeres, cuyos hígados necesitan menos alcohol que en el caso de los hombres para sufrir un deterioro.
Por otra parte, el tratamiento del trastorno necesitaría de un experto en salud mental y un nutricionista, ya que por una parte habría de tratarse el componente de la adicción al alcohol y por otro el de una alimentación saludable.
Algunos de los efectos sobre la salud de este trastorno pueden ser deterioro físico (problemas dentales, caída de cabello, molestias gastrointestinales), irritabilidad o aislamiento social, provocados tanto por la ingesta de alcohol como por la mala alimentación.
Foto: Shutterstock.