La tenista Naomi Osaka, una de las mayores estrellas internacionales del deporte japonés, encendió el pebetero de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, cuya ceremonia de inauguración se ha realizado sin público.
Se volvió en cierta forma la escena clásica, con un último relevista, Osaka, acercándose hacia el precioso pebetero, situado al final de una escalinata que rodeaba por todos los lados una esfera desde cuyo interior prendió el fuego que portaba en la antorcha la tenista.
La escena y la ceremonia inaugural acabaron después con un castillo de fuegos artificiales desde la cubierta del Estadio Nacional Olímpico.