Un grupo de sacerdotes ortodoxos griegos de la isla de Creta se han negado a dar la comunión a los fieles que se hayan vacunado contra el Covid-19, porque creen que con la inyección “entra el anticristo”. El gesto no ha gustado al Gobierno griego, en plena campaña para animar a la gente a acudir a los centros de vacunación del país.
Los sacerdotes antivacunas argumentan que con la vacuna contra el coronavirus se propicia la entrada del anticristo en los creyentes, lo que no les hace merecedores de recibir la comunión. Ante esta afirmación la Iglesia ortodoxa cretense se ha apresurado a señalar que este punto de vista es minoritario y reafirmaron su apoyo a las vacunas.
En tanto, el Gobierno fue más estricto y solicitó a los jerarcas ortodoxos que fueran más contundentes y retiraran a todos los sacerdotes antivacunas de sus filas para dejar clara su posición sobre la vacunación y evitar una oleada de gente que crea que le están metiendo al demonio dentro, publican medios locales.
Incluso, la semana pasada el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, se reunió con el primado de la Iglesia ortodoxa griega, Jerónimo II, para solicitar su ayuda para convencer a la ciudadanía que se vacune.
Asimismo, el ministro de Sanidad, Vassilis Kikilias, acudirá la próxima semana, junto con el principal epidemiólogo que asesora al gobierno, a charlar con los jerarcas ortodoxos para recordarles la importancia de la vacunación y el peligro que supone la variante Delta.
Cerca del 48% de la población griega ha sido inoculada con una dosis y más del 38% cuenta con el esquema completo. Sin embargo, sigue habiendo municipios donde apenas se alcanza el 3% de vacunados y casi no hay citas programadas.
Ante esta situación, el Gobierno decidió reclutar a personas influyentes a nivel local, como representantes del comercio o la restauración, pero también actores y curas de la zona, para que animen desde su pulpito o redes sociales a acudir a los centros de vacunación.
Este incidente con los sacerdotes antivacunas es uno más entre las constantes tensiones que han enfrentado a la Iglesia ortodoxa, un poder fáctico dentro de Grecia, y al Gobierno durante toda la pandemia, consigna Emol.
Durante los primeros meses, algunos jerarcas ortodoxos aseguraban que el coronavirus no se transmitía a través de la eucaristía, un ritual que en Grecia se recibe de una única cucharita de plata que comparten decenas de personas, mientras que otros muchos se negaron a aplicar las medidas sanitarias en los templos o a cumplir el confinamiento durante las fiestas religiosas.
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