Ayer martes, en Tonga se confirmó la primera persona fallecida por la erupción del pasado sábado de un volcán submarino, una de las más violentas en los últimos 30 años en el mundo y que se vio seguida de un tsunami, en medio de las dificultades para evaluar los daños en esa remota nación insular del Pacífico Sur.
La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) informó la víspera en un comunicado de que existen daños que son “significativos”, así como heridos leves y dos personas desaparecidas, además de daños extensos en las viviendas y complejos turísticos de playas de Tongatapu.