Lima, la capital de Perú, se prepara para un corte masivo de agua, que dejará desde el 6 de octubre sin servicio a más de la mitad de sus 10 millones de habitantes, anunció este pasado martes el gobierno, que enfrenta duras críticas por esta medida.
Hania Pérez de Cuellar, ministra de vivienda, declaró que “no es un problema de desabastecimiento (…) es un trabajo programado para asegurar la sostenibilidad del servicio”, precisó en un intento por calmar a una población temerosa de que el fenómeno climático El Niño sea la causa detrás del corte.
El Niño, que ha golpeado a Perú desde marzo y se prevé que se intensifique en el primer trimestre de 2024, se caracteriza por lluvias intensas, sequías y desborde de ríos, lo que obliga la restricción de agua potable.
Esto provocó una suerte de escándalo político con intervenciones en el Congreso, donde se puso en duda las razones técnicas del corte y se pidió privatizar la empresa estatal de Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima (Sedapal).
La suspensión del servicio está programada para durar hasta 96 horas, el cual afectará a 22 de los 43 distritos de Lima, que está situada a orillas del Océano Pacífico y una de las pocas capitales del mundo, junto a El Cairo, que se levanta sobre un desierto.
Tras esta medida, se habilitarán pozos y camiones cisternas para la distribución para la distribución de agua potable de forma gratuita.