Una macota puede decir mucho de su dueño. De acuerdo a Mikel Delgado, investigadora posdoctoral y conductista de animales en la escuela veterinaria de la Universidad de California en Davis, Estados Unidos, la elección de una mascota puede contener mucha información sobre el tipo de personalidad.
Delgado es la autora de un estudio que analizó los “5 grandes” rasgos de personalidad en aquellos que dijeron que preferían una u otra especie, así como en aquellos que dijeron que no tenían ninguna preferencia o que no les gustaban los gatos y los perros.
Estos grandes rasgos de personalidad son: apertura, conciencia, extroversión, simpatía y neuroticismo, entendido este último como sensibilidad o nerviosismo. Estos rasgos, tal como se definen en la literatura científica, pueden aplicarse ampliamente en todas las culturas y entregan una forma útil de entender las personalidades.
Delgado descubrió que los encuestados que dijeron preferir los gatos tendían a ser más abiertos y a ser más neuróticos, mientras que los que se eran dueños de perros tendían a ser más extrovertidos y amables. Estos hallazgos coinciden con estudios anteriores que habían identificado a los que prefieren a los perros como personas más dominantes en las interacciones sociales y más narcisistas. Por su parte, aquellos que preferían a los gatos tenían más probabilidades de ser mujeres.
No obstante, la especialista sostiene que preguntar en qué se diferencian las personas que prefieren a los perros de las que optan por los gatos no resulta tan sencillo. Por un lado, al hacerlo, “estamos tratando a los gatos y a los perros como si de alguna manera fueran equivalentes”, explica a PopSci. “Y son animales muy diferentes”, agrega.
Los gatos y los perros tienen diferentes historias de domesticación, necesidades, apegos a sus dueños y comportamientos, y que son más o menos compatibles con las necesidades y comportamientos humanos. Y, como los humanos, son diferentes unos de otros: lo que vale para un humano y un gato puede no funcionar para otro humano u otro gato.
Todos estos factores, junto con las experiencias pasadas con mascotas e incluso la influencia de internet en la cultura de los animales de compañía, pueden afectar a la elección entre un animal u otro.
Hay un asunto no muy estudiado, y es lo que hace que la gente a la que le gustan las mascotas sea diferente de aquellos a los que no les gustan o no quieren mascotas. Por lo que se sabe, esa diferencia podría ser mucho más fundamental y compleja.
Foto: Shutterstock.