El sacerdote Vicente Martínez, párroco de la iglesia Santa Lucía del municipio de Darío, recordó que algunas personas que ostentan el poder reinan ejecutando injusticias y abusos contra los más débiles, en la misa que ofreció este domingo 21 de noviembre.
“Le estamos diciendo a Jesús que venga a reinar en nuestros corazones, a reinar nuestra vida, a reinar nuestra familia, a reinar nuestra Nicaragua porque los reyes de Nicaragua no la reinan con justicia, no la reinan con amor, no la reinan con misericordia, la reinan con el cetro de hierro, la reinan con las armas”, cuestionó Martínez.
El Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo y la Iglesia católica han mantenido una relación hostil a través de la historia de Nicaragua. Desde que regresó al poder en 2007 ambos han cuestionado, criticado y atacado a los líderes religiosos, incluso han expulsado del país a sacerdotes extranjeros y se han negado a renovar la permanencia a otros.
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“Sin dinero y sin poder se sienten desnudos”
“Solo imaginémonos nosotros cuando se presenta el Ejército y la Policía con grandes tanquetas, es decir: ´ si te metés conmigo, esto es lo que te espera´ , ese es el peligro del mundo hermanos. No crean que los reyes de la tierra son de paz, los reyes de la tierra no son de justicia, no son de misericordia, son de poner la bota al más débil, son de dominio, son de armas, son de dinero y por lo tanto, ¿Qué les espera a esos reyes de la tierra?, que un día van a caer de sus tronos y a como dice el dicho: ´entre más alto es el palo de coco, más grande es el golpe´ , cuando se caen les duele porque si ellos no tienen el poder, si no tienen el dinero, si no tienen las armas, si no tienen el dominio se sienten desnudos”, señaló el sacerdote.
El Gobierno hasta el momento mantiene a más de 160 presos políticos en los distintos sistemas penitenciarios del país. Ortega y Murillo han llamado “demonios con sotanas” a los religiosos, pero aún no ha metido tras las rejas a ninguno de ellos.
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“En cambio a nosotros hermanos, ¿Quién nos cuida?, Cristo. Nosotros podemos subirnos a un bus, podemos ir a comer una enchilada al parque y solo Cristo nos cuida, (pero) que lo haga un poderoso”, ejemplificó Martínez sobre los limites que rodean a los poderosos.