Un grupo de científicos Canadienses llegó a la conclusión luego de estudios realizados que las personas que suelen olvidar detalles o asuntos pequeños no tienen grandes motivos para preocuparse, sino más que bien podrían considerarse así mismo como poseedores de una inteligencia por encima de la media.
Una respuesta más elaborada sería que estas personas olvidadizas solo se deshacen de lo insignificante, siendo observadoras y reteniendo lo que es relevante, para luego tomar decisiones importantes.
Olvidar los detalles que no son importantes ayuda a que se tomen mejores decisiones en la vida diaria. Además, incrementa la posibilidad de que las conexiones neuronales superpongan conocimientos nuevos sobre los ya adquiridos, es decir, este mecanismo permite incorporar nuevas habilidades y adaptarse con mayor facilidad a situaciones inesperadas.
Según los investigadores, olvidar detalles es sano y necesario, ya que de lo contrario el cerebro almacenaría recuerdos irrelevantes que entrarían en conflicto con la información que necesitamos para tomar las decisiones que afectan nuestras vidas. Los olvidos ocasionales son muestra de que nuestra memoria está en buen estado.