Arlee Gregerson había dado a luz recién a una pequeña niña. El embarazo parecía completamente normal, hasta dos días después, cuando Arlee cayó súbitamente frente a los ojos de su marido. La mamá colapsó dentro del baño de su habitación del hospital Intermountain Medical Center in Murray en Utah.
“De pronto paró de hablar y su mirada se puso en blanco”, contó el marido de Arlee, Ryan. Arlee sufrió de una embolia pulmonar que la llevó a un paro cardiaco. Un staff de casi 50 doctores y enfermeras actuaron rápidamente para intentar devolver a Arlee a la vida.
“Miré y vi que estaban corriendo por la sala con Arlee en la cama. Vi a alguien saltar sobre ella y comenzar las compresiones de nuevo. Realmente pensé que no lo lograría”, dijo Ryan.
La doctora saltó sobre el catre en movimiento y realizó la reanimación. El equipo llevó a Arlee por tres edificios para llegar a la UCI. Finalmente su pulso volvió, pero luego se fue nuevamente. Los doctores y enfermera continuaron con las compresiones de pecho durante una hora y 15 minutos.
Funcionó.
“No muchas personas reciben RCP por más de una hora y despiertan y sanan, así que fue realmente un milagro”, dijo el doctor de cuidados intensivos Dr. Don Van Boerum.
La razón por la que los doctores hicieron RCP por tanto tiempo es que era lo único que permitiría mantener los signos vitales funcionando. Los doctores mantuvieron su corazón latiendo con sus manos, lo suficiente para que la medicina quitara el coágulo de sus pulmones.
“Fue como una sinfonía”, dijo Ryan. “Y todos jugaron su papel, y lo hicieron a la perfección. Y fue la sinfonía má dulce y hermosa que pudiera imaginar por cuán maravillosamente trabajaron para ver qué es lo que pasaba y salvar la vida de mi mujer.”
Si esto no es dedicación y profesionalismo, no sé qué es.