Hoy en día estamos acostumbrados a tomar fotografías con sencillez, basta con ver algo que nos llame la atención para sacar nuestro celular o cámara digital y disparar, pero en la antigüedad eso era impensado, y el tomar una fotografía era todo un proceso que llevaba tiempo y mucha paciencia.
¿Te imaginas cuál fue la primera fotografía tomada en la historia?
La primera fotografía de la historia de la que se tiene registro fue tomada por el francés Joseph Nicéphore en 1826, quién con una cámara obscura logró tomar una imagen desde la ventana de su buhardilla.
Para lograrlo utilizó una lámina pulida de peltre (aleación de zinc, plomo y estaño) sobre la que aplicó una capa de betún de Judea mezclado con petróleo, como el betún endurece y se blanquea al recibir la luz se forma una mezcla fotosensible, es decir, que cambia si la luz se aplica sobre ella, pero no tan sensible como para tomar una imagen con rapidez.
Luego realizó la exposición del paisaje durante ocho horas, tiempo en el que la luz blanqueó el betún y se obtuvo una fotografía con una curiosa disposición de luces y sombras debido a que el sol cambia de posición a lo largo del día.
Esta fotografía es borrosa y a simple vista solo se reconocen un par de sombras negras, si se observa desde el angulo correcto se pueden apreciar tejados, arboles y una torre, que componen la vista desde la ventana de quién tomó la fotografía.
Lo impresionante es que se ha conservado pese al paso del tiempo y ya lleva más de dos siglos intacta. La obra está expuesta en el centro Harry Ransom de la Universidad de Texas en Estados Unidos y es una visita obligada para todos los amantes de la fotografía.