José Montesdeoca es un portovejense que vive y trabaja en Quito vendiendo café y empanadas. Con sus ojos llenos de lágrimas, pero con un corazón lleno de bondad, donó todo lo que ganó en su trabajo.
"Estoy dando un granito de arena. Vine a dejar algunas cositas con todo mi corazón", dice entre lágrimas don José