La cumbre de países del Amazonas inició este pasado martes 8 de agosto en la ciudad brasileña de Belém, en medio de una gran expectativa por acuerdos concretos que permitan poner freno a la destrucción de la mayor selva tropical existente en el planeta.
Los ochos países de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) discutieron estrategias contra la deforestación, el crimen organizado y el desarrollo sustentable de esa región, que alberga al menos el 10% de la biodiversidad del planeta.
“Tenemos que preservar —la Amazonía— no como un santuario, sino como una fuente de aprendizaje para la ciencia del mundo entero, para hallar una forma de preservar ganando dinero, para que el pueblo que vive aquí pueda vivir dignamente”, declaró el presidente Luis Ignácio Lula da Silva, durante un acto oficial en Santarém, otra ciudad amazónica en Pará.
Lula recibirá este martes y mañana miércoles a sus pares de Bolivia, Colombia, Guyana y Perú, mientras que países como Ecuador, Venezuela y Surinam estarán representados por sus ministros.
Marina Silva, titular de Medio Ambiente en Brasil, declaró que “los países amazónicos están determinados a no permitir que la Amazonía llegue a su punto de no retorno”.
Según científicos, la Amazonía se encamina a un punto de no retorno, a partir del cual pasará a emitir más carbono del que absorbe, agravando el calentamiento global. Los acuerdos estarán plasmados en la “Declaración de Belém”, que será adoptada al final de la primera jornada. Mauro Vieira, canciller de Brasil, confirmó que la declaración viene siendo negociada por los ochos países en el último mes, y esta tendrá nuevas “instrucciones” para que los gobiernos implementen “nuevas metas y nuevas tareas”.